"Encanto": Las buenas intenciones no son suficientes

 Por: Diego Beltrán. 

@MusaParadisiaca3


Advertencia, en los siguientes párrafos puede encontrar adelantos de la película.




Ganadora del Globo de oro a mejor película animada del 2021 y dirigida por Byron Howard y Jared Bush, Encanto es una película de Disney  protagonizada por Stephanie Beatriz, en la versión en inglés, y Olga Lucía Vives en la versión en español que cuenta con la música de Lin-Manuel Miranda y la asesoría histórica de Alejandra Espinosa Uribe. En ella se pretende retratar el estereotipo de la colombianidad recurriendo a la familia rural como denominador común y usando toda clase de clichés históricos, estéticos, culturales, raciales y místicos como colofón.

Su historia nos cuenta a la familia Madrigal, desplazada por problemas de violencia y obligada a aislarse en medio del monte donde una veladora milagrosa levanta un pueblo mágicamente y dota de poderes a sus descendientes. Cada uno de los personajes representa a un fenotipo racial con su etnia y costumbres e igualmente hace una velada representación socioeconómica. Así, por ejemplo, está la tradición representada por la abuela Alma que además es la que carga con la jefatura del pueblo, o sea es la clase dominante, debajo de ella están sus hijos y nietos que cuentan con poderes pero apenas los usan para ayudar a la comunidad, éstos obedecen a rajatabla las órdenes de la abuela y podríamos decir que cumplen el papel de la pequeña burguesía. Por último, está el pueblo raso, sin poderes y sometido a la fortuna de ese grupo privilegiado.

La protagonista es una joven de gafas llamada Mirabel que no posee poderes y es marginada por el resto de la familia. Parece ser que ella y su hermana Luisa, con el don de la fuerza, son las únicas que trabajan realmente por la comunidad.

Toda la familia vive dentro de una casa encantada que se mueve con ritmo gracias a la veladora que descansa en uno de los marcos de sus ventanas. De pronto todo el sistema falla por la rigidez de la matriarca y la protagonista tiene que encontrar la manera de restablecerlo. Por ese camino descubre la verdad de su familia, que no es tan unida ni dulce como parece, pero que sobre todo siguen a la abuela con fe ciega aceptando incluso que uno de sus familiares sea proscrito solo por conveniencia. Como es una película de Disney esto importa poco y se le romantiza. Más bien, el conflicto se centra en la superación de todos los personajes al aceptarse fuera del marco de la líder de la casa y en su comprensión de la necesidad de aceptarse como individuos y trabajar en equipo, junto con la gente del pueblo, para lograr grandes cosas… En fin.

A la hora de determinar la raíz de la maldad, los autores se limitan a mostrar un grupo de jinetes con machetes como seres aislados de esa sociedad maravillosa. Los protagonistas tienen otra clase de conflicto, derivado de esa violencia pero no relacionado directamente con ella. El problema es que hay una desconexión con el conflicto inicial y el antagonista se convierte en un ente abstracto individual, no contextual, un simple trauma a una acción (el desplazamiento forzado) que por lo que nos cuentan en la película solo sucedió una vez. Bajo esa premisa la unión de una comunidad contra un enemigo común podría parecer acertada, pero lo cierto es que en la vida real las cosas no son así y por más que sea un filme de fantasía es irresponsable reducir todo con tanta simpleza.


Elenco de "Encanto". 


Por eso, más allá de las falencias obvias en relación a lo narrativo —el conflicto se presenta tarde y es poco claro— o del manejo utilitarista de nuestras figuras artísticas, como sucede con las mariposas amarillas de Gabriel García Márquez, es importante resaltar el porqué de esta película hoy en nuestro país y la visión de nación planteada por un punto de vista exclusivo que ha sido tradicional y que los autores compran con gusto pues es semejante a sus intereses corporativos.


Y es que en un momento en que se plantea la necesidad de un cambio resulta irónico que un discurso trasnochado como ese sea abrazado por los que se autodenominan progresistas en este país, adaptando el mensaje a sus ideas de clase y presentándolo como opción de cambio y renovación. Ya que, además de la publicidad y buenas críticas dadas por los grandes medios de comunicación, hay también un apoyo del entorno académico y pequeñoburgués resaltando al filme como un guiño al proceso de paz y una llamada a una salida pacífica y no guerrerista.


Para ellos el camino es la conciliación entre todas las partes como si fuésemos una masa informe, sin divisiones, donde la característica común debe ser la bondad: porque en el  mundo solo hay buenos y malos. Ojalá, pero no. La violencia del país ha sido histórica y se ha ejercido de arriba hacia abajo. Las élites dominantes se han esforzado por mantener la división entre ricos y pobres perfectamente marcada con todo tipo de elementos coercitivos, impidiendo el avance del país. Nunca ha sido opción para esa clase el diálogo o la paz, todo intento de esto terminó en traición y muerte.


Alejandra Uribe y su mamá, la historiadora Diana Uribe. 

Por otro lado, Alejandra Espinosa Uribe, consultora histórica de Encanto y en quien se inspiraron para el personaje principal, comentaba en una entrevista para el periódico El Tiempo que la intención del filme era enseñar historia a una población que desconoce sus raíces. Cuando se mira la cinta la conclusión que se puede sacar es la contraria. Hacer uso de situaciones sucedidas durante nuestro recorrido histórico, de manera generalizada, y mezclarlo con mitos religiosos para simplificarlo es una manipulación directa y obvia, que como método historiográfico deja mucho que desear.


Esto se puede ver en la resolución que pretenden darle a la vejación sufrida por el campesinado durante siglos. Apegados a su misticismo, usan un acto milagroso pueril como solución. La verdad es que esa violencia nos sigue golpeando y viene de la mano de los mismos autores y por ella hemos tenido que pagar ríos y ríos de sangre. La poca “calma” que se vivió entre mediados del siglo pasado hasta comienzos del actual fue conseguida con esfuerzo y valentía, fue conseguida con luchas, pero sobre todo con resistencia. La verdad es que ha sido sistemático el ataque al campo y a los más pobres en este mentado Encanto,  y sólo el esfuerzo de sobrevivir de un pueblo siempre trabajador como el nuestro ha podido mantenernos. No ha sido resultado de magias ni actos milagrosos,  mucho menos de una clase dominante inteligente o misericordiosa. No hay manera de creer semejante mentira en un momento histórico como el actual, donde apenas hace unos meses veíamos cara a cara la rudeza y crueldad de nuestros verdugos. No hubo hechos encantadores allí ni un gran ser piadoso nos salvó. En realidad lo que, una vez más, evitó una tragedia de proporciones mayores fue la valentía de un pueblo que perdió el miedo y enfrentó a sus gobernantes. Esa ruralidad que pintan como pacífica en la película es un lugar totalmente abandonado por el estado y entregado a grupos insurgentes y toda clase de dinámicas criminales. Para la muestra lo acontecido en Arauca en los últimos días. Así es hoy y así ha sido desde que somos República.


Jornada del Paro Nacional 2021


Lo que nos propone Encanto, es la rendición y resignación, la adopción de las mismas ideas de siempre pero maquilladas de progreso y reconciliación: el olvido de nuestra historia. Nos propone reformar el sistema y sus costumbres para tener un mundo mejor. ¿Pero cómo reformar lo que está podrido? Es por eso que la pequeña burguesía acepta con alegría esa tesis y la usa como bandera. Comparan a la protagonista con Petro y le hacen el favor a la clase dominante de promocionar una idea que busca calmar los ánimos de un país molesto. Lo que pasa es que ahí no hay solución alguna.


No podemos, entonces, esperar una quimera en estos momentos dramáticos. La creencia en los milagros, la religión, los grandes seres poderosos, los caudillos y la unión pacífica y acrítica solo nos ha traído desgracias. Nuestro camino debe estar marcado por otras opciones. Es imperativo comprender la necesidad de derrocar a la élite que por siglos nos ha gobernado y violentado. Bajo su mando hemos vivido el atraso y la desgracia. Es claro que hoy están en bancarrota y que su única ambición es el lucro personal.


No obstante, ese cambio no depende de unos pocos sino de las mayorías marginadas. Estas deben continuar en lucha, reforzando el trabajo colectivo y organizacional para cambiar nuestro futuro y avanzar. Ese cambio debe basarse en un sistema diferente al que hoy nos rige. Todo eso exige tiempo, esfuerzo, trabajo, sacrificio y paciencia, algo a lo que nuestra clase dominante no está acostumbrada, pues para ella sus haciendas y casas de campo bonitas se dieron gracias a la suerte y bendición. En contraparte los trabajadores de a pie saben del esfuerzo necesario para lograr sobrevivir día a día, conocen la historia sufrida de sus antepasados y desean un mejor futuro. Es momento de comenzar a construirlo.


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Comentarios

  1. Nunca había leído tanta babosada que me hiciera replantear que enserio el aborto si es la solucuon para tanto pensamiento imbécil

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  2. La estupidez tiene nombre propio: Diego Beltrán.

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  3. El señor Diego Beltrán quería que Disney hiciera un documental sobre la violenta historia de Colombia.
    Lo magistral de Encanto es que precisamente logra retratar algo tan doloroso y complejo como el desplazamiento, en una película PARA NIÑOS.
    En fin, esa diarrea de léxico que acabo de leer, blah basura.

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  4. Interesante crítica. Hay que analizar todos los puntos de vista. En estas temáticas no hay última palabra.

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  5. Me parece un gran análisis, hagan más lecturas sobre otras películas.

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  6. Las películas para que sean historias atractivas juegan con lo mágico, no siendo esa un postura alejada de lo que plantea Diego traigo a colación la película de Gaviria el animal, donde los hechos se resuelven por la misma vía, la vía de lo mágico, en la película encanto como lo explica Diego y en Gaviria por una justicia divina. Estamos tan lejos que existe cercanía

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